Ciudad encantada

La Ciudad Encantada es un paraje, un sitio peculiar, ubicado sobre una finca privada junto a Valdecabras y cerca de la ciudad de Cuenca, que es resultado de la erosión del agua, del viento y el hielo actuando sobre rocas de diferentes composiciones, como calizas o  calcáreas, que han conformado un sitio llamativo y peculiar con figuras de formas imposibles. Es como un museo geológico al aire libre, que comparte características con otro en la misma provincia (en la localidad de Las Majadas) que se llama Los Callejones.

El origen de este sitio tan especial hay que encontrarlo hace millones de años, en la época del cretácico en el esta zona estaba sumergida en el Mar de Thetis, un mar cerrado de aguas tranquilas. Los esqueletos de base carbono de las especies marinas que lo habitaban una vez que morían se depositaban en fondo, era el cemento para conformar la Ciudad Encantada. En una etapa posterior se eleva el terreno, se seca  y queda expuesto a los agentes como el aire, la lluvia o el hielo que van erosionando un tipo de piedra que es muy blanda y muy permeable al agua. El cemento se va descomponiendo en sus partes más blandas, y las galerías que bajo el agua tenían techo, suelo y paredes pierden la mayor parte del material y sólo permanecen en pie las partes más duras.

El recorrido circular es sencillo de unos 2,5 kilómetros , para una duración de 1h 30min durante el que se van viendo las diferentes formaciones rocosas con nombre particulares, bien de nombres de animales como de objetos. Así encontramos el perro, la cara de hombre, la foca , el tobogán, la tortuga, las islas o los famosos «Amantes de Teruel».

Los que más maravilla de la visita es la forma laberíntica de la Ciudad Encantada, sus enormes proporciones, una estructura casi urbana con calles y avenidas, grandes edificios, puertas , puentes e incluso algún barco. Todo un ejercicio de imaginación para los niños y para sus padres. Ya desde la entrada se aprecia una cabeza gigante que lo controla todo, y desde allí todo el itinerario está marcado indicando el nombre de cada formación rocosa, aunque como ya se indica con un poco de imaginación todas son fácilmente identificables.

Para completar la experiencia la Ciudad Encantada reune una vegetación espléndida, formada por quejigos, sabinas, enebros, boj, y zarzamoras. Los rebaños de ovejas pastan por los alrededores rompiendo el silencio con el sonido de sus esquilas, y en el aire siempre flota un perfume de romero, tomillo y mejorana. Una experiencia digna de ser aprovechada por toda la familia y además cuando acabemos siempre nos espera la ciudad de Cuenca con sus Casas Colgantes y todo su rico patrimonio.

Días de apertura y horarios:

Del amanecer a la puesta del sol.

Tarifas:

4 euros.